09 marzo 2012

Si el sexo se desvincula del matrimonio, ¿por qué castigar a los violadores?

Textual: «Cuando se banaliza el sexo, se disocia de la procreación y se desvincula del matrimonio, deja de tener sentido la consideración de la violación como delito penal».
El autor de esa barbaridad añade: «Ese es el ambiente cultural en el que vivimos y, sin embargo, la inmensa mayoría de los españoles consideraría una aberración que se sacara la violación del Código Penal aunque, a sólo 100 metros, uno tuviera una farmacia donde comprar sin receta la pastilla que convierte las relaciones sexuales en simples actos para el gozo y el disfrute».
Adivine la autoría de esas dos frases, en las que todo se mezcla para confundir a los débiles de entendederas y, de paso, sacar tajada ideológica:
1. Un reo de violación que trata de paliar su culpabilidad;
2. Un abogado sin escrúpulos especializado en defender a violadores;
3. Un niño, o un adulto idiota, que confunde la pastilla del día después con un subfusil ametrallador;
4. Un individuo/a del siglo XV que ha viajado en el tiempo, llega al siglo XXI y no entiende nada;
5. Un enajenado que acusa problemas para discernir conceptos, hechos, espacio y tiempo;
6. Un memo que confunde el sexo con una enfermedad terminal de origen ignoto cuyo portador la transmite al respirar...
Hay más posibilidades, pero no se estruje las meninges: pulse aquí, quizá confirme sus sospechas.
¡Y el ministro de Justicia hablando de «violencia de género estructural»!.

2 comentarios:

  1. Anónimo9/3/12, 7:58

    Es evidente que la única posible es la número cuatro. Solo una ¿persona? del siglo XV podría razonar de ese modo.De todas maneras si pensamos mal quizá podria ser alguien con ganas de manipular a los demás.Un saludo Agcasmor

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  2. La pirueta pretendidamente lógica del autor de tamaña sandez revela, sin duda, alguna deficiencia mental.

    Por si el propietario de la perla ideológica no lo sabe, habrá que aclararle que secuestrar o retener a alguien a punta de pistola o de cuchillo, o por la fuerza de los puños, para obligarle a divertirse jugando a determinado juego ES UN DELITO. Si el determinado juego causa, por añadidura, daño físico, el delito es aún de mayor gravedad.

    Violentar la LIBERTAD y la LIBRE VOLUNTAD de la persona obligada es la clave del asunto, clave que este mal aprendiz de lógica jamás aprendió. ¿Y cómo había de aprenderla, si la Iglesia Católica cuyas posturas apoya, ha sido durante siglos azote de la libertad de pensamiento y de la libre voluntad de elección de las personas?

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